Fragmento de "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar"

(...) "Sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace tiempo de de dar testimonios en momentos difíciles"

Rodolfo Walsh (Buenos Aires, 24 de marzo de 1977)

sábado, 16 de mayo de 2009

De la terraza al cielo de las letras

El 18 de mayo se cumple un año de la muerte del escritor santafesino, Horacio Rossi. El entrañable poeta había nacido el 4 de octubre de 1953.

“Yo soy poeta, señor y usted debe saber que los poetas vivimos a la vuelta de este mundo”; a esta “regla” planteada por Benedetti, Horacio Rossi le rindió homenaje. Con sus escritos creó un mundo apartado del que pisaba, quizás, más cercano al que soñaba para él y para todos.
Su voz tenía la musicalidad propia de las almas amigas, de los hombres sencillos, de los poetas enamorados e insaciables buscadores de sueños, creadores de ilusiones, lectores de realidades efímeras y eternas.
A Horacio no lo inspiraba su famosa terraza, a él lo inspiraba la vida. Su alma no era ajena al mundo que lo contenía y sin embargo transitaba un camino más tranquilo. Quizás, por vivir de ese modo y no de otra manera, era un hombre tan “cálido” en su trato, tan solidario y simpático con sus palabras y gestos.
A pocos meses de su partida, así lo recordaba su amigo, Roberto Malatesta, en una nota publicada por el diario El Litoral:

“Horacio, siempre así lo recordaré, se presentaba con una sonrisa; una sonrisa
absolutamente abierta y predispuesta a dar continuidad en el que la recibía. Fue
un tipo que supo vivir, no porque haya vilipendiado los días y gastado las
noches, esos son escapismos, decía el amigo Danilo, supo vivir porque lo hizo
del lado de la luz, porque apostó a la energía de lo positivo, porque no se dejó
abatir por tanta sombra, porque no vaciló en el hacer y el dar; porque vivió
para escribir, puesto que allí veía su misión en el mundo, "convencido y
triunfante"
Horacio Rossi fue ése que pasó escribiendo, pero su escritura no
fue un ejercicio del ego, no una maniobra del lenguaje, sino la más clara
voluntad de decir: aquí estoy, aquí estamos, y todos juntos podremos manifestar:
"Hermanos del camino: / La vida presta un turno feliz: aprovechemos".

A un año de su partida, la mejor manera de recordarlo es compartiendo un fragmento (pequeño) de su obra. El sentir de Horacio Rossi, por Horacio Rossi:

de “¡Ah!...mor”
ENCUENTRO
Escribo en la frente del día una plegaria.
El día me acompaña con sus horas serenas
y me conduce lentamente a través suyo
hacia el lugar y el momento de encontrarte.
Escribo una plegaria. Escribo que te espero.
Hoy el día se alarga y aletarga.
Se torna verdadero el Sol que, antes,
me hacía errabundear, adivinando auroras...
Desde todos los límites del Universo acuden
retazos de cielo para envolver tu esencia.
Los desentraño y tiento comprenderte
hasta que los celajes me envuelven también, mientras te busco.
Es celeste, es verde, es rojo, anaranjado;
es blanco el deseo que tengo de ti.
Tiene todos los colores del tiempo
que me ha llevado hallarte...
Tiembla la hora de nuestro encuentro.
Es que me he vestido de ella y tiembla porque yo tiemblo.
En mi marcha hacia el Sol se han sucedido las estrellas.
Una pequeña flor en mi jardín murmura,
en mi oído, una gota de tu agua clara...





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