Mientras los individuos (responsables de sus propias vidas) deben cuidar su salud y utilizar debidamente los recursos que la sociedad les brinda; el Estado, por su parte, tiene el compromiso de cuidar este derecho de la población, promover acciones de educación y garantizar a los individuos su derecho a contar con los recursos médicos y sanitarios adecuados y eficientes. Esto es lo que se conoce como salud pública.
La enfermedad
La drogadicción es el estado de alteración provocado por el consumo periódico de drogas. El individuo hace uso constante y recurrente de una droga determinada, sin la cual siente que no puede vivir; como consecuencia, se produce una situación de dependencia psíquica y/o física.
REMAR es una O.N.G.D (Organización no Gubernamental de Desarrollo), asociación benéfica con orientación cristiana evangélica, sin fines de lucro. Está destinada a la rehabilitación de personas con problemas de adicción a las drogas y al alcohol.
Esta Institución funciona en todo el país. En la ciudad de Santa Fe, cuenta con tres sedes, la más importante ubicada por calle San Luis al 3088; allí se reciben a las personas necesitadas de ayuda y se llevan a cabo las tareas de acopio y venta de libros, muebles y artículos varios.
Un diálogo con Mirta, una joven colaboradora de la Organización, deja al descubierto algunos detalles de la misma.
- ¿A qué te dedicás en REMAR?
- Estoy en REMAR desde hace más de 6 años, en este momento estoy en la parte de oficina de ingresos y atendiendo un local de venta de artículos.
- ¿Hace cuánto tiempo existe esta Organización?
- REMAR nació en España hace 25 años. Acá, en la Argentina, está desde 1997, aproximadamente. En el caso de Santa Fe, hace unos 8 años.
- ¿Qué tipo de conflictos tienen las personas que se acercan al lugar en busca de ayuda?
- Aquí en Santa Fe hay mucho problema con las drogas, el alcohol, la vivienda y mujeres en situación de violencia familiar. En realidad, conflictos que están presentes en todos lados.
- Además de Santa Fe: ¿en qué otro sitio está presente REMAR?
- También hay en distintas provincias. Aquí estamos trabajando con una granja, ubicada en Santo Tomé. Allí funciona una carpintería y vive un grupo de chicos que está realizando la “segunda fase”. También tenemos otra casa de varones, de “segunda fase”, en calle Sáez Peña; y la casa de matrimonios, en calle San Juan. Acá, en Santa Fe, tenemos las oficinas y el local de venta de artículos de segunda mano y muebles realizados por los chicos en el taller de carpintería.
- ¿A qué te referís con “segunda fase”?. ¿Hay diferentes niveles por superar?
- Sí, el tratamiento se divide en dos fases. La primera, se lleva a cabo en una granja, un poco aislada de la sociedad. Allí, la persona pasa un período de adaptación, de abstinencia. Siempre con la presencia y evaluación de los responsables a cargo.
- ¿El tratamiento se hace de manera individual o grupal?
- Cada persona se trata en forma individual, no hay un tiempo de recuperación establecido. Todo depende de cómo evoluciona el paciente. Después del tiempo indicado y de haberse completado la primera instancia, la persona pasa a la segunda etapa, mencionada con anterioridad.
- Esta segunda instancia: ¿Se lleva a cabo en la Granja al igual que la primera?
- No. El paciente es trasladado a una casa en la ciudad y allí apuntamos a trabajar la reinserción social. A través de los talleres de carpintería y herrería, se produce un acercamiento a la “sociedad”. Esto sirve como preparación para el retorno del individuo a su respectiva familia, trabajo...
- En el transcurso del tratamiento, la persona: ¿mantiene contacto con la familia o está aislada?
- Al principio, está un poco aislada; recibe llamadas a partir de los 15 días posteriores a su ingreso. Las visitas se consideran de acuerdo a la evolución del paciente, siempre y cuando no sea contraproducente.
- Los resultados obtenidos hasta el momento, ¿han sido favorables?
- Sí, hasta el momento, sí. Depende siempre de los casos y del tiempo. Porque las personas a veces llegan bastante mal, y es algo totalmente fuera de control. Recibimos a gente que, como consecuencia del consumo de drogas o alcohol, ha vendido todo lo que tenía y llega con “lo puesto”. Y bueno... ni bien ingresa a la Granja, se baña, cambia de ropa y se empieza a sentir un poquito mejor.
- ¿A partir de cuándo comienzan a ver una mejoría “real”?
- En cuestión de 1 mes ya están más gorditos, se sienten bien, creen que ya pasó “todo” y empiezan a extrañar. Esto, a veces, ocasiona problemas. Muchos de ellos, están 1 mes, 2 o 3 y vuelven a sus casas. Lo que de ningún modo indica que estén rehabilitados. Eso, simplemente, es parte del proceso de cambio.
Una rehabilitación no se hace en 1 mes y menos aún, si el problema es acarreado desde hace años. En ese caso, es necesario un tratamiento un poco más extenso, de aproximadamente 1 año y medio, mínimo.
- Dada la importancia del servicio que REMAR tiene para la sociedad. ¿Cuáles son las expectativas o anhelos que persigue la Institución?
- Nuestra expectativa es poder ayudar a las personas que más necesidad tienen. Desde hace mucho tiempo se viene haciendo con los hombres, con los jóvenes. Ahora, la idea es poder ayudar también a toda la sociedad, incluídas las mamás con niños. También vamos a construir un hogar de niños. Vemos mucha necesidad y a veces, nos vemos un poco limitados.
- Cuando decís “limitados”... ¿Te referís recursos económicos?
- En parte. Porque REMAR no cobra nada; no es como otros centros que cobran cuotas mensuales. REMAR trabaja por amor a Dios y a las personas. En lo económico, no recibimos apoyo por parte del Gobierno. Entonces, se hace un poco difícil, pero ya estamos trabajando en eso también; en poder proveer los recursos para obtener el dinero necesario.
- Por último: si tuvieras que referirte a algún funcionario o al Gobierno en sí, ¿qué le pedirías?
- Apoyo en lo que fuera. Dinero, quizás, no. Podrían ayudar en muchas otras cosas, desde planes para conseguir camas, colchones, abrigos, hasta en el pago de los impuestos. Algún tipo de colaboración, que si bien no fuera dinero en efectivo, nos beneficiara en algo.